En este artículo te explicaremos cómo solucionar problemas con el sistema de control de tracción de un vehículo, qué causas pueden provocarlos, qué síntomas indican que hay un problema y qué medidas puedes tomar para evitarlos o repararlos. ¡Sigue leyendo y aprende más sobre este tema!
El sistema de control de tracción (TCS) es un dispositivo que ayuda a evitar que las ruedas del vehículo patinen o pierdan adherencia al acelerar o frenar en superficies resbaladizas. El TCS funciona mediante sensores que detectan la velocidad de cada rueda y envían señales a una unidad de control electrónico (ECU) que regula la potencia del motor y el frenado para mantener la estabilidad y la tracción.
Sin embargo, como todo sistema electrónico, el TCS puede presentar fallas o averías que afecten su funcionamiento y pongan en riesgo la seguridad del conductor y los pasajeros. Por eso, es importante saber cómo solucionar problemas con el sistema de control de tracción de un vehículo, tanto para prevenirlos como para resolverlos.
¿Qué causas pueden provocar problemas con el sistema de control de tracción de un vehículo?
Existen varias causas que pueden provocar problemas con el sistema de control de tracción de un vehículo, entre las que se encuentran:
Sensores defectuosos o sucios
Los sensores que miden la velocidad de las ruedas pueden dañarse por golpes, vibraciones, humedad o suciedad, lo que impide que envíen las señales correctas a la ECU y provoca que el TCS se active o desactive de forma errática o inadecuada.
Cables rotos o desconectados
Los cables que conectan los sensores con la ECU pueden romperse o desconectarse por desgaste, corrosión o malas conexiones, lo que interrumpe la comunicación entre los componentes del TCS y genera fallas en su funcionamiento.
Fusibles quemados o relés dañados
Los fusibles y los relés son elementos que protegen el circuito eléctrico del TCS de sobrecargas o cortocircuitos, pero también pueden quemarse o dañarse por estas mismas causas, lo que impide que el TCS reciba la energía necesaria para operar.
ECU averiada
La ECU es el cerebro del TCS y es la encargada de procesar las señales de los sensores y enviar las órdenes al motor y al sistema de frenos. Si la ECU se avería por algún motivo, el TCS dejará de funcionar correctamente o se desactivará por completo.
Neumáticos desgastados o desinflados
Los neumáticos son los encargados de transmitir la fuerza del motor al suelo y de proporcionar adherencia al vehículo. Si los neumáticos están desgastados o desinflados, el TCS tendrá dificultades para mantener la tracción y podrá activarse con más frecuencia o con menos eficacia.
¿Qué síntomas indican que hay problemas con el sistema de control de tracción de un vehículo?
Los síntomas que indican que hay problemas con el sistema de control de tracción de un vehículo son:
Luz de advertencia del TCS encendida en el tablero
Este es el síntoma más evidente y común de que hay un problema con el TCS. La luz puede encenderse de forma fija o intermitente, dependiendo del tipo y la gravedad del problema. En algunos casos, la luz puede ir acompañada de un mensaje en la pantalla o un sonido de alerta.
Pérdida de potencia o aceleración del motor
Si el TCS detecta una pérdida de tracción en alguna rueda, puede reducir la potencia o la aceleración del motor para evitar que siga patinando. Esto puede notarse como una falta de respuesta al pisar el pedal del acelerador o como una sensación de tirones o vacíos en el motor.
Activación inesperada o excesiva del ABS
El ABS es el sistema antibloqueo de frenos que evita que las ruedas se bloqueen al frenar y que funciona en conjunto con el TCS. Si el TCS falla, puede enviar señales erróneas al ABS y hacer que se active de forma inesperada o excesiva, lo que puede notarse como una vibración o un ruido en el pedal del freno o como una disminución de la eficacia del frenado.
Dificultad para arrancar o circular en superficies
Si el TCS no funciona correctamente, puede dificultar el arranque o la circulación del vehículo en superficies resbaladizas como nieve, hielo o barro, ya que no podrá regular la tracción de las ruedas y evitar que patinen o se queden atascadas.
¿Cómo solucionar problemas con el sistema de control de tracción de un vehículo?
Para solucionar problemas con el sistema de control de tracción de un vehículo, lo primero que hay que hacer es identificar la causa del problema y localizar el componente afectado. Para ello, se puede utilizar un escáner o un lector de códigos de avería que se conecta a la toma de diagnóstico del vehículo y muestra los posibles fallos del TCS.
Una vez identificada la causa del problema, se puede proceder a solucionar problemas con el sistema de control de tracción de un vehículo siguiendo estos pasos:
Limpiar o reemplazar los sensores
Si los sensores están sucios o defectuosos, se pueden limpiar con un paño húmedo o con aire comprimido, o se pueden reemplazar por unos nuevos. Los sensores suelen estar ubicados en las ruedas o en los ejes del vehículo y se pueden acceder quitando las llantas o levantando el vehículo con un gato.
Revisar o reemplazar los cables
Si los cables están rotos o desconectados, se pueden revisar con un multímetro o una lámpara de prueba para comprobar su continuidad y su tensión, o se pueden reemplazar por unos nuevos. Los cables suelen estar sujetos con abrazaderas o conectores a lo largo del chasis o del compartimento del motor.
Revisar o reemplazar los fusibles o los relés
Si los fusibles o los relés están quemados o dañados, se pueden revisar con un multímetro o una lámpara de prueba para comprobar su resistencia y su funcionamiento, o se pueden reemplazar por unos nuevos. Los fusibles y los relés suelen estar ubicados en la caja de fusibles que se encuentra debajo del volante o en el compartimento del motor.
Reparar o reemplazar la ECU
Si la ECU está averiada, se puede reparar con un equipo especializado o se puede reemplazar por una nueva. La ECU suele estar ubicada debajo del tablero o en el compartimento del motor y se puede acceder quitando los tornillos o las grapas que la sujetan.
Cambiar o inflar los neumáticos
Si los neumáticos están desgastados o desinflados, se pueden cambiar por unos nuevos que tengan el mismo tamaño y el mismo dibujo, o se pueden inflar hasta la presión recomendada por el fabricante. Los neumáticos se pueden cambiar con una llave de ruedas y un gato, o se pueden inflar con un compresor de aire.